Sala de profesores
Si hay dos películas fuera del mundo anglosajón que durante el pasado 2023 coparon todos los titulares fueron Anatomía de una caída y La zona de interés. Dado que la conversación en torno a ellas no cesó, de cara a los Oscar era fácil suponer que ambas estarían muy presentes a la hora de recibir galardones. Pero siendo estos dos filmes los que habían monopolizado la atención mediática, la tarea de tratar de adivinar cuáles serían las otras películas de habla no inglesa que estarán nominadas en los Oscar era complicada. Sin hacer mucho ruido, la candidata alemana ha acabado dando la campanada entre ese quinteto final, y en mi opinión, es una incursión bastante merecida.
Carla Nowak es una profesora extranjera que imparte clases de matemáticas y educación física en una escuela secundaria de Alemania. El carácter de Carla se podría definir como idealista pero firme, algo que hace de ella una rara avis en el entorno escolar. Pero bajo la aparente normalidad del centro educativo, se están produciendo una serie de robos en el aula. Las evidencias apuntan a uno de los alumnos de Carla, quien no duda en tomarse la investigación bajo sus propias directrices enfrentándose a propios alumnos, profesores, altos cargos del colegio y padres en una estructura férrea.
Se pueden poner varios ejemplos de historias que se desarrollan en las aulas en un colegio y que indaguen de una manera u otra en los aspectos sociales de los alumnos, la problemática que pueden tener a la hora de relacionarse con sus compañeros en un entorno multicultural o la relación que los alumnos puedan tener con un profesor, especialmente si los ejemplos del viejo continente se centran en Francia dando lugar a filmes que mezclan lo mejor del drama y la comedia más realista. Sin embargo, en el caso de esta cinta desde su primera escena queda claro que lo que la mueve es el thriller, uno donde ya saltan todas las alarmas cuando encima ve que hay adolescentes de por medio, indicando que debajo de todo ese orden tan rígido por el que se caracterizan los germanos hay mucho donde rascar.
Y cuanto más se van desenvolviendo los hechos, queda claro que lo que Ilker Çatak pretende no es señalar al culpable de los robos, sino a través de ese macguffin denunciar todo un sistema que aunque pueda considerarse muy eficiente, estructurado y con una jerarquía clara para evitar problemas y malentendidos, está lejos de ser infalible y es víctima y verdugo de sus propias normas, resultando claramente hipócrita en sus metodologías y resultados. A través de los ojos de Carla se ven mucho más claros todos estos fallos. Ella al ser la profesora nueva tiene que ser la que se adapte a un sistema preestablecido, a un nuevo idioma y a un nuevo entorno en general. Como buena docente, ella quiere lo mejor para sus alumnos y al principio de la película se ve cómo a través de un saludo cómplice con sus pupilos tiene una buena relación con ellos. Pero ella parece ser la excepción a la regla, pues en el colegio tanto alumnos como profesores y como los propios padres tienen sus propios intereses en velar por los suyos bajo la moral de grupo.
Siendo ella el nexo de unión entre un grupo y otro, no es de extrañar como Carla, con sus muchos aciertos y también con sus muchas equivocaciones, va dejando atrás su actitud idealista debido a las tiranteces que recibe por todos los frentes, donde no puede contentar a uno sin decepcionar al otro, poniendo de manifiesto que por buenas intenciones que pueda haber detrás, si la estructura está defectuosa desde su concepción es imposible encontrar una solución satisfactoria. Solo una parte se verá beneficiada mientras que la otra se verá condenada a cargar con la culpa y la vergüenza en un entorno donde las apariencias, la educación, los modales y el orden lo son todo. La bola de nieve va haciéndose más grande a medida que se tratan de poner parches que son insuficientes para contener la presa que amenaza con desbordarse en cualquier momento arrasando todo a su paso, y desgraciadamente por mucho que Carla tenga esas intenciones benévolas hacia todo el mundo y busque ese equilibrio que pueda contentar a todos, en ocasiones las buenas intenciones no suponen la solución a grandes problemas.
Toda la tensión y la frustración que se va creando dentro de los muros escolares más allá de un gran trabajo de guion encargado de desenmarañar todos los hilos invisibles pero laboriosos y de una dirección sobria pero efectiva, esta Leonie Benesch como Carla, quien con una sencilla mirada es capaz de traspasar la pantalla y ofrecer un torbellino de emociones contenidas que van desde la empatía más genuina hasta la rabia más desgarradora en el aula, cargando con casi todo el peso de la película a sus espaldas.
De cara a su cierre tiene un par de momentos más grandilocuentes que en lo personal rompen un poco con la atmósfera de cotidianidad que se había creado hasta entonces, pero por otro lado se agradece que hasta el final no se conforme en darle respuestas fáciles ni satisfactorias al espectador, huyendo de cualquier maniqueísmo que pudiese antojarse en el horizonte.