The Edge of Seventeen
“Seguí adelante con una avanzada edad, el deseo de agradar al borde de los diecisiete”. Eso decía Stevie Nicks en su popular canción que da título a la película que vengo a comentar. Y al igual que el tema musical, el amor y el dolor están muy presentes a lo largo de todo el largometraje.
Nadine es una adolescente de 17 años que vive en una constante estado de angustia. A este sentimiento contribuyen la complicada relación que tiene con su madre y su hermano. Su gran pilar es su mejor y única amiga Krista. Ambas han sido inseparables desde que eran pequeñas, pero su distanciamiento empieza a ser inminente después de que Krista comienza a salir con el hermano de Nadine.
Sí, con un primer vistazo es evidente que se trata de un film sobre adolescentes con un tono que podría rozar más lo dramático o lo cómico que la mayoría ha visto en el cine y en la televisión infinidad de veces. Y justo cuando uno puede pensar que estar por ver algo más parecido a Chicas Malas o a Skins, por poner dos ejemplos muy distintos, la primera secuencia es una sonora bofetada en la cara. Es un muy buen gancho y una presentación completamente honesta de lo que el espectador va a ver: un relato realista sobre las complicaciones de la adolescencia.
Y es que nos guste admitirlo o no, todos hemos pasado por esa etapa llamada adolescencia. Tiene sus buenos momentos en los que uno comienza a construirse una identidad, empieza a ser consciente de como es el mundo que le rodea y mira al futuro con cierto optimismo. Pero también es un período en que las discusiones con los padres son muy frecuentes, la frustración viene de la mano de la búsqueda de la identidad, amistades que se tenían desde muy temprana edad se pierden, la sensación de que no se encaja y de incomprensión y los cambios de humor son constantes. Es lo que tiene pasar de la niñez a la madurez, cambios bruscos.
Es maravilloso contemplar por una vez como unas situaciones tan realistas se plasman en la pantalla: La mayoría durante esta etapa ha visto como un amigo elegía a una pareja sobre una amistad o como un grupo de amigos podía dejarte solo y muy incómodo en una fiesta donde no se conoce a nadie. Es dolorosamente real y me alegro que alguien haya sabido grabarlo de una forma en la que golpea tanto al espectador.
Por otro lado, se sabe que los adolescente hablan con muchos tacos, algunos hablan increíblemente rápido (y más cuando están nerviosos o enfadados) y tienen la autoridad para meterse con todo el mundo pero saltan a la mínima que alguien se mete con ellos. Todas estas características (o defectos, según como se quiera mirar) las reúne Nadine. Pese a la tragedia familiar por la que ha pasado, considero que uno de los grandes aciertos es mostrar que Nadine no ha adoptado esa actitud por un suceso que la haya marcado en la preadolescencia, sino que desde pequeña ha sido una chica de carácter difícil que con la edad se ha multiplicado. Y en ningún momento la cinta quiere que sientas lástima por ella, cosa que habría sido el camino fácil.
Debido a la naturalidad con las que se trata todo, uno de los puntos a favor es el guión, que al mismo tiempo se nutre de las interpretaciones su elenco. Hailee Steinfeld como Nadine consigue ser muy brusca, muy directa y muy ácida pero también logra transmitir vulnerabilidad cuando es necesario regalando una interpretación muy orgánica. Resulta muy estimulante verla compartiendo plano con su profesor, interpretado por Woody Harrelson, pues en esas escenas regalan los momentos más cómicos y los más trágicos de toda la película y ambos construyen un vínculo que trasciende la relación profesor-alumna. Y quiero romper una lanza a favor de Haley Lu Richardson, una actriz que conocí en Múltiple y aquí se la ve muchísimo más cómoda.
El mayor defecto que le he encontrado en otras críticas es lo predecible que resulta. Tengo que discrepar. Con toda la serie de problemas que se le van acumulando a Nadine, me costó mucho vislumbrar ese final. ¿Por qué si durante todo el film se la ha tratado con dureza debería tener ese final? Que estoy de acuerdo con él y es gratificante, pero en ningún momento lo consideré predecible.