Astérix en los Juegos Olímpicos
Hace un tiempo os hablé de Astérix y Obélix contra César, y de su continuación, Astérix y Obélix: Misión Cleopatra. Una fue mejor que la otra, como ya os comenté, pero también podéis meteros en el enlace y descubrirlo. El caso es que cuando dieron con la fórmula del éxito solo tenían que repetir la jugada de cierta manera para que el resto de películas live action de estas historietas del cómic francés fueran del agrado del público. Así pues llegó Astérix en los Juegos Olímpicos, pero ¿consiguió ser al menos entretenida? ahora mismo os lo cuento.
Lunatix (interpretado por Stéphane Rousseau), un galo de la aldea de Astérix (Clovis Cornillac), y Obélix (Gérard Depardieu), parte en busca de su amada Irina (Vanessa Hessler), princesa de Grecia. Al llegar comprueba que, pese a que ella también está enamorada de él, está prometida con Bruto (Benoît Poelvoorde), hijo del César (Alain Delon). En vista de esto Lunatix decide retar a Bruto a los Juegos Olímpicos de Grecia para demostrarle que es mucho más que un buen poeta y que es digno del amor de Irina. Por supuesto toda la Galia tendrá que participar, aunque igual les es difícil salir victoriosos sin la ayuda de su poción mágica.
Uno de los puntos en los que se nota que ha venido bien una “alianza” en coproducción alemana, francesa, italiana y española, es que el presupuesto en cuanto a efectos gráficos ha salido ganando. No es que sea excelso pero al menos si consiguieron unas buenas tomas en cuanto a escenarios, que las anteriores iban un poco mancas en ese aspecto. El apartado sonoro es más parecido al de la primera película que al de la segunda, lo cual no es del todo bueno. Al menos cumple su cometido sin muchos fallos.
El elenco interpretativo vuelve a ser tan amplio como en la anterior, repitiendo Depardieu como Obélix y siendo Astérix esta vez Cornillac, y añadiendo cameos (o no tan cameos) divertidos como Michael Schumacher, Zinedine Zidane, Tony Parker, o Mónica Cruz, entre otros. Santiago Segura también tiene un papel de personaje más friki del lugar, como suele tener en películas ajenas, y creo que produjo parte de la cinta, o al menos les hizo de anfitrión en España, ya que está rodada enteramente aquí. En la dirección encontramos a Frédéric Forestier y a Thomas Langmann, que siguieron una estela muy parecida a la de Misión Cleopatra, afortunadamente para todos.
Tendríamos que mirar esta película con el filtro de lo que era su cómic, como debemos hacer también con La gran aventura de Mortadelo y Filemón, o Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la Tierra, que eran historietas de humor en su mayoría. Por lo tanto ese punto está de sobra cubierto al igual que lo estuvo su predecesora. Y es que son muchísimas las semejanzas a la historia homónima tanto la del cómic como el largometraje de animación, a lo que aparte hay que añadir algún que otro guiño a otras películas (como puede ser en una misma escena uno a Gladiator y otro a El hombre que susurraba a los caballos), y que traten temas serios como el doping en los deportes olímpicos.
Por lo tanto y en definitiva, es una película muy divertida que puede ver cualquiera, sea ajeno, o fan de estos galos consumidores de poción mágica. Dentro de lo que adaptaciones se refiere es muy digna, teniendo en cuenta lo que era el cómic original, claro.
-¡Ave, César!
-¡Ave, yo!