Netflix resucita La vieja guardia con una secuela innecesaria y vacía, cambiando de director y entregando al público uno de los títulos más flojos de su catálogo reciente: La vieja guardia 2.
Andy y su equipo de mercenarios inmortales están de vuelta con energías renovadas (o eso dicen) para proteger al mundo de los peligros que lo acechan. Booker sigue en el exilio tras su traición, mientras Quynh, tras escapar de su prisión submarina, se deja llevar por la sed de venganza. Andy, por su parte, lidia con su recién descubierta mortalidad, en paralelo al surgimiento de una misteriosa amenaza que podría tambalear los cimientos de su existencia milenaria.
El grupo, formado por Andy, Nile, Joe, Nicky y James Copley, se ve obligado a recurrir a Tuah, un viejo aliado que parece tener la clave sobre los secretos de la inmortalidad. En el papel todo suena potente… pero en pantalla, la cosa se queda bastante lejos.
La primera entrega, dirigida por Gina Prince-Bythewood, ya dejaba sensaciones tibias, no era redonda y se olvidaba con facilidad. Pero lo que hace Victoria Mahoney con esta segunda parte es, directamente, un sacrilegio. El guion se siente atropellado, lleno de ideas dispersas que nunca terminan de cuajar. Falta ritmo, las secuencias de acción parecen metidas con calzador y no hay respeto alguno por los acontecimientos previos.
Charlize Theron repite en el papel protagonista junto a Henry Golding y Chiwetel Ejiofor, mientras que Uma Thurman se suma al reparto en un rol que, sinceramente, está muy por debajo de lo que uno esperaría de ella. Da pena ver cómo queda desaprovechada.
La vieja guardia 2 es aburrida, irrisoria por momentos y con una estética que no justifica su alto presupuesto. Sin conflicto coherente ni a nivel grupal ni individual, acaba siendo una propuesta insustancial y completamente desafortunada.