Psychokinesis
Después de la revelación que supuso Train to Busan, había muchas ganas de ver lo siguiente de su director. Dos años después, Netflix se ha encargado de distribuir internacionalmente su nueva película. Era cuestión de tiempo comprobar si Yeon Sang-ho mantenía el nivel tras su debut con cintas de imagen real.
Seok-hyeon es un hombre con un trabajo mediocre como guardia de un banco y una vida familiar complicada. Sin embargo, tras beber el agua de una fuente adquiere poderes telequinéticos y empleará esos poderes para ayudar a su hija Roo-mi.
Qué lástima, con el buen sabor de boca que me dejó su anterior trabajo, el que esta propuesta sea más bien mediocre no ayuda. Tras un breve vistazo a la sinopsis, uno podría esperar algo como interesante como Chronicle o algo muy gamberro como Kick-Ass. De hecho, la forma de adquirir los poderes y todo el trasfondo de vida mediocre puede recordar a la cinta de Josh Tank, pero ya está. Y es que, ¿cómo teniendo un planteamiento cuanto menos curioso o con el potencial de ser muy entretenido de ver acaba siendo tan olvidable?
Si bien es cierto que empieza de forma muy cómica y puede haber un buen gancho en sus primeros minutos, el asunto no tarda en desinflarse. Empezando con el exceso de subtramas, en el que a lo mejor puede resultar interesante una de todas las que hay. A ello hay que sumarle un ritmo muy inconsistente, y eso que la duración del metraje no es muy extensa, pero si puede llegar a sentirse muy pesada. Para más inri, uno no sabe como se debe tomar lo que está viendo en pantalla, pues el tono cómico y el dramático tampoco están bien medidos. En mi opinión, llega un punto en el que hay que tomárselo con humor para poder entender lo que le quieren contar a uno.
Y hablando de contar bien una historia, ¿no se suponía que todo esto trataba de un hombre que había adquirido poderes? Lo normal sería que los usase. Pues para más decepción esos poderes se muestran muy poco en pantalla y los efectos especiales dejan mucho que desear. De hecho, no es hasta los últimos 20 minutos donde quizá se asemeje más a lo que esperaba ver y donde se ve el frenetismo y la tensión que tan bien funcionaron con Train to Busan. Tal vez sea muy poco y demasiado tarde cuando se muestra el potencial, pero la verdad es que resulta efectivo y sí logra mantener en vilo hasta el final.
En cuanto a los actores, en general están acordes dependiendo de los momentos más cómicos o los más dramáticos, especialmente Shim Eun-kyung, la encargada de dar vida a Roo-mi. Pero aclarar que todos los actores tienen un ligero punto de estar sobreactuados y eso le da un toque más cómico a todo el conjunto, incluso de parodia.
Finalmente, no todo va a ser malo, puesto que sí tiene sus momentos muy entretenidos y divertidos, y el contexto social es muy interesante. La brutalidad de las fuerzas armadas, la lucha de clases, lo inhumanos que son los desahucios y la importancia de la familia son temas recurrentes no solo en el mundo occidental, pues con esta película queda claro que son problemas en cualquier sociedad del mundo.
En resumen, es una cinta que es correcta si uno busca entretenimiento, aunque hay que ser paciente hasta que arranca, e incluso así puede no ser suficiente.